Cara lechosa e inerte
que huye del sol y de la playa
Ser delicado y formado
de estúpidas tormentas humanas.
La estrella de arena se frota contra ti
y añoras robusteces pasadas, antiguas;
ya eres sensible como el hada
y sueñas, y trabajas, y amas
como una.
Si vuelves al mundo de los hombres
sabes al menos qué no harás,
qué partes no regalarás ni compartirás,
te sabes celadora de un secreto
que sólo las otras sospecharán
porque ellos, en cambio, percibirán
ese eterno fluido femenino;
ni menos
ni más.