Xoan andaba todo el día ensimismado pensando en su novia. No llevaban mucho tiempo juntos, pero ya sentían los dos ese cosquilleo insistente que murmura: "es ella, es ella..." o "es él, es él..."
Yo también pensaba en mi novio, pero éste estaba –físicamente- lejos aunque siempre lo percibía cerca, debajo, encima, alrededor y dentro.
Xoan y yo somos dos guitarristas y compositores, y eso une. Estoy al ordenador, como ahora, y Juan, por detrás, planta sus dos abultados y morenos bíceps a cada lado de mis sensibles orejas y dos fuertes manos abiertas sobre la mesa (dice no sé qué de su correo). Pero yo no le contesto, yo le muerdo porque no aguanto más; ¡toda la mañana así, por dios, qué tortura...! Le muerdo el bíceps derecho lo justo para causarle apenas un leve impacto “neuronal”. Él resiste todavía un poco más aunque está claro que también está a reventar.
CONTINUARÁ
P.S. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidenciaAlice on Fire XX