Algunas de estas anécdotas, que a mí me parecen hilarantes, pueden no parecérselo tanto al lector que no ha vivido esas situaciones en carne propia y no consigue verlas claras del todo pese a mi planetariamente afamado grácil, preciso e impecable verbo que me valió el Nobel de Literatura Periodística el año pasado en las fiestas de mi pueblo, a saber, Valdevellocinos del Camino de Abajo.
En esta ocasión, estamos mi familia y yo inmersos en ciertos escarceos inmobiliario-festivos con la saludable intención de buscar una casita de vacaciones agradable en Vera, Almería. Hemos recopilado varias direcciones y teléfonos y Pejo está hablando en este momento con un tal Jose Luis, de Zamora, que se encuentra veraneando con su mujer en un bungalow en zona nudista que le ha dejado el dueño del inmueble, a la sazón amigo suyo. Este apartamiento en cuestión está situado muy cerca del pequeño supermercado y croissanterie "Vera" del que hablo en el post siguiente a éste.
(conversación telefónica)
Pejo: - "Sí, ya... ahá, comprendo... sí, sí, dos dormitorios... ¿250000?... ya, sí, negociables.... ¿a qué hora te viene bien?... ok, perfecto, a las 5... ya, junto a la tienda... ¿y cómo nos vamos a reconocer?... ya sé, yo llevaré camiseta de rayas rojas y verdes y pantalón corto...."
Jose Luis: - "¡¡Pues yo no llevaré nada!!"
FIN