martes, abril 24, 2007

Libros

El jueves 12 de abril pasado tuvimos la suerte y el acierto de asistir, en el Hotel Kafka de Madrid, a la presentación del libro de relatos de la escritora y artista Roxana Popelka -en la foto- titulado Tortugas Acuáticas (Editorial Baile del Sol, 2006, Tenerife). Roxana es de mi edad -nos llevamos tres añitos-, nació en Gijón y se licenció en Ciencias Políticas y Sociología además de doctorarse en Filosofía. La presentación fue muy divertida y relajada; la autora estaba flanqueada por dos colegas escritores que la ayudaban a presentar la obra de los que sólo recuerdo el nombre de uno -Escarpa, ¡que me perdone el otro, por favor, que también lo hizo muy bien!- más que nada por lo gracioso y payaso que estuvo. Gonzalo Escarpa, de Hispánicas, escritor inquieto y muy activo él también -le he visto como director o coordinador de revistas, como Fósforo, y en algunas performancias y actos de estos de la Noche de los Libros-, bueno, decía que Escarpa tenía ante sí, en la presentación del libro de Popelka, una serie de máscaras y caretas, como la de la "Hermandad de los Hombres Pollo", que nos hicieron reír bien a gusto, y eso, ya se sabe, no tiene precio.

La forma de escribir de Roxana es muy contemporánea en el sentido de fría y descarnada, y a mí me gustó especialmente su perspectiva y tinte "feminista", o más bien "de mujer", tan valiosa, y a veces escasa, por constituir una visión única, valiente y sincera, aunque a veces pueda resultar -no a mí, desde luego- "hiriente" y "chirriante", como lo es en sí misma la voz de algunas mujeres muy, muy mujeres y muy, muy talentosas. Y ahora opino que nada mejor que unos poemas de la propia Popelka, de su poemario Cuando nací me pusieron, para que sepáis de qué estoy hablando. Besos, Alicia XXX

ROXANA POPELKA

Cuando nací me pusieron

CUMPLEAÑOS FELIZ

Con mis amigas
todas juntitas
-en los cumpleaños felices-
nos bajábamos las bragas
y meábamos los tiestos del balcón,
meábamos todas las plantas,
hasta los infectos geranios.
Abajo, en la calle, la gente
nos insultaba,
nos llamaban guarras
y de todo.
Tocaban al portal queriendo subir,
y justo en ese momento
nos escapábamos a la
azotea, dejábamos a la
anfitriona sola,
medio llorando. Jurábamos no
hacerlo más,
pero mentíamos, por supuesto.
Subíamos a las mesas
y tirábamos las patatitas,
las aceitunas sin hueso,
los restos de coca-cola.
Y su madre decía:
“hay que emocionarse porque
lo dicen en las películas.”
No entendíamos nada de
todo aquello. Hasta que
un día la cosa fue de verdad;
salió su padre cabreado
y todos nos quedamos en silencio
mientras le escuchamos decir:
“Sergio, coge tus cosas que
vamos a hacer
la comunión”.

ESE ERA JACK

El principio fue justo,
milagroso.
Sólo buscaba alguien que
me saludara
escondido detrás de la ventana.
Eso es todo; coger el coche,
escapar de la ciudad,
140 km/h
por la autopista
sin pensar en nada,
en nadie.
Llegar a tiempo.
Desnudarme y meterme en la cama fría.
Y los gatos tiñosos, tan simpáticos.
Me salieron sarpullidos de tanto rascarme.
Sus tripas hinchadas - todavía lo recuerdo-
casi reventadas.
Pero envejeciste,
te volviste agrio,
casi calvo.
No has dejado de ser un egoísta.
Te dije que te ibas a quedar solo
hablando con tus libros.
Y no esperes nada más.
No estoy inquieta,
estoy tranquila.
A los hombres como tú que
no saben querer a una
mujer.
Que no podrán follar nunca más
recordando la primera vez...
No me has dejado ni una sola huella
sólo el vacío.
Sé que aún estoy
lejos.
Sé que estoy sin
privilegios.
Pero también dicen que
el peor enemigo
es el que se mira
a sí mismo.
Ahora -por fin-
cogeré grandes
borracheras.
Jack, jodido calvo.
Tu cara de
psicótico.
Tu imagen dulce -engañosa-
tus gestos afables,
empañados con gotas de
maloliente sudor.
No esconden más que
a un capullo con patas.
Tus andares desacompasados
hoy me recuerdan
a los primeros pobladores
de la tierra.
Eso es todo Jack, jodido
Jack.

PEQUEÑAS COMODIDADES

Yo soy
mi propia secretaria
mi propia
cocinera
mi propia
modista.
Yo soy la que
escribe mis poesías
y mis relatos.
No tengo
ningún ayudante
que haga mis recados,
que ordene mis papeles
que ponga al día
mi trabajo,
que mande los
correos electrónicos,
que conteste a mis mensajes
o que hable
con quien haya que hablar.
Soy autosuficiente
y voy a seguir
siéndolo,
soy una mujer, ¡vale!


ACERCA DE LA VERDAD, ACERCA DE LA FELICIDAD

Ahora que
no estoy contigo,
que no estaré
contigo nunca
más,
es bueno que
te diga varias cosas:
te engañé
un montón de veces
con algunos hombres
mucho más jóvenes
que tú
porque sabía que
eso era lo que más
te dolía,
y lo volvería a hacer
créeme
-te lo aseguro-
que fue uno de
los momentos
más felices de
mi vida.
Cuando esos hombres
me abrían la
puerta, y me
hacían pasar
a la habitación
y nos desvestíamos
con impaciencia.
Entonces me quitaba
la camiseta negra,
¡aquélla, sí!
y el sujetador.
Algunos me decían:
“espera, déjate un
instante las bragas
puestas”.
Y nos besábamos
con pasión,
era auténtica la
pasión.
Fuera
en el patio de
la casa
se oía a una mujer
batir los huevos cerca del
televisor.
Y volvíamos a besarnos
con ardor
aplastando
lo que quedaba
de nuestros cuerpos.
Algunos huesudos
cuerpos, otros
debilitados,
o rasurados
qué más da.
Y mientras tanto
pensaba cómo te
sentirías de haber
sabido
todo esto.
Pero siempre
he tenido buenas
coartadas
¿aún las recuerdas?
Nunca sospechaste
que todo
aquello era
mentira,
que lo que verdaderamente
hacía era
engañarte con
hombres mucho
más jóvenes
que tú.
Y esa
-te lo aseguro-
fue la época
más feliz de
mi vida.


UNOS DEL 38, POR FAVOR

Qué hubiera ocurrido
si todas esas
niñas bien
de apellidos
compuestos,
de cabellos
claros y ojos
azules
se hubieran
dado cuenta
a tiempo
de que
ningún hombre
las salvaría.
Ahora no estarían
llorando por las
esquinas,
ni sentadas en
los bancos del
parque
en mitad del
invierno
dando de
merendar
a sus hijos
con ese ridículo
corte de pelo.
No las vería
-como las veo-
acobardadas
por la calle
-decepcionadas-
mirando tras
el cristal de un vulgar
escaparate
aquéllos zapatos
de tacón negros.
Tienen que ser
aquellos -reclaman
al dependiente,
que les vuelve a sacar
un 38.
O en el supermercado
arrastrando
el mismo carro
por tercera vez
esta semana,
y la lista de la
compra,
casi desgastada,
colgando de lo que
fueron sus manos blancas.
O mientras esperan
el semáforo
y cruzan la calle
ocultando su
despreciable
vida,
haciendo tiempo
en la peluquería...
Qué hubiera
sucedido si
no se hubieran
creído las
Supernenas
persuadidas
por cuentos de hadas
o por las finas revistas
de papel couché.
¿Qué fue
de todas ellas
de sus pequeños dioses
de sus altares
prefabricados?

REGALO CON SORPRESA EXTERIOR

Quería darle
una sorpresa,
así que para su
cumpleaños le
regaló un seat
850, año 73.
Mi amiga estaba
entusiasmada y
como agradecimiento
sacó el carnet de
conducir y se
volvió dócil.
Ahora se
dejaba follar por
las mañanas,
justo al
amanecer, aunque
detestaba
esas erecciones
matutinas, y
los tipos de ese
calibre que
despiertan a
las chicas en
mitad de un
sueño.
Pero mi
amiga
-normal-
se hartó de
copular por
las mañanas
y devolvió
el Seat 850
del año 73.
Pero antes de
eso lavó el
coche, lo
dejó reluciente
y se lo puso en la
puerta,
en la mismísima
puerta, a
su dueño.
Desde entonces
mi amiga supo que
no habría más
erecciones
matutinas de
individuos
de ese
calibre, ni tampoco
más Seats
850, del año
73.

SINCERIDAD.

¡Qué cabrón
era Mick!
Decía que no
quería acostarse
conmigo porque
estaba gorda.
No estaba gorda,
Mick,
estaba embarazada.

EL MISMO DISCURSO

Conozco a un tipo
bastante vulgar, que
dice ser un
buen padre.
Es de esos que
se levantan
y trabajan,
aunque sólo para
medrar
un poco más
en la escala
social.
Una vez en casa
se vuelve cruel, duro
y egoísta,
y también amenazador.
Para él no existe
el término medio
“o estás conmigo,
o contra mí”.
He dejado,
hace ya mucho
tiempo,
de creer
en sus discursos
-impecables discursos-
Y ese mismo tipo
es el que ahora
intenta lavar su
imagen
comprándoles juguetes
a mis hijos
mientras busca
su autoestima
en mujeres que
lo engañan,
lo desprecian.
Aunque él
-yo lo sé-,
se siente guapo
se siente orgulloso
de ser un buen
“macho”.
Y ahora estoy
aquí sentada
pasando página,
tratando de
olvidar a ese
tipo desalmado
intolerante,
déspota.
Estoy aquí sentada
y veo el final;
el de un
auténtico fracasado.

Todos los poemas de Cuando nací me pusieron en http://www.portaldepoesia.com/Biblioteca/Roxana-Popelka_CuandoNaci.htm