lunes, enero 26, 2009

Hola, Max. Te contesto en el post en lugar de en el comentario, ¡hala¡

Los demás no sé si estarán vagos u ocupados o genial o malos -lo ignoro-, pero yo cogí el viernes a mi niño del colegio, me monté en el coche y me fui a Almería; impulso y deseo irrefrenables e improvisados. Y de allí, al día siguiente, a San José, a ver esos montes terrosos y dulces que tanto me sulibeyan y -¿te lo creerás?- a bañarme en pleno enero, desnuda y con la menstruación, solxs yo y un alucinante cormorán -creemos- negro de pico naranja que se hundía y surgía de unas olas no muy grandes pero enérgicas y rizadas. Tras lo cual le hice mi respetuosa y agradecida salutación al padre mar, al limpísimo cielo y a los susodichos montes de chocolate de avellana que tanto me gustan.

A la vuelta, potentísimos vientos huracanados que hicieron volar en mil los Pokémon de Marino (conseguimos recogerlos y recuperarlos todos) y, bueno, ¡hala Madrid¡¡

Besazos,

Alicia XX

(ya completaré con alguna afotico, ¡supongo¡).