lunes, junio 26, 2006

Domingo 4 de junio. Míster Lou Reed en Madrid. Una crónica.

Salieron a las 9:20, pues la gente aún estaba entrando y acomodándose. El principio del concierto es probablemente lo más emocionante que me ha pasado en meses; la guitarra de Lou bramaba y atronaba como la trompa de un elefante que, demoledora e invasora, te penetraba los huesos y los nervios como un volcán hirviente y aflautado. Se trataba, ni más ni menos, que la obertura de "What´s good", una de las muchas joyas del impecable "Magic and Loss". Seguirían "Dirty Boulevard", "Waiting for my man", "White light, white heat", "Glory of love" y su impresionante vendaval de sonido, "Set the twilight reeling", "Perfect day" (el bis) y muchas, muchas otras. Pero que nadie espere que Lou sea complaciente con el público, o con las canciones siquiera; él sólo hace exactamente lo que le da la gana y cuando le da la gana... Ésta perfecta, apabullante... Ésta sólo correcta... Ahora experimentamos un poco con el sonido... Y así... Y eso es precisamente lo mejor de él...

Con "What´s good", las lágrimas rodaron profusamente por mis mejillas... Con "Waiting for my man" y "White light, white heat", me tuve que levantar, exaltada... Eso era gracioso, según las canciones o partes favoritas de cada uno, la gente se levantaba de la silla como un resorte...

Definitivamente, volvería a pagar lo mismo por ver exactamente lo mismo: a un artista enormemente influyente, enormemente creativo y enormemente productivo. Y por un sonido imponente y sensourround que te masajea el espíritu bien a fondo.

Saludos,

Alicia XXX