Me atacó el domingo sin clemencia alguna y, desde entonces, hasta ahora que tengo cita con el dentista, apenas he podido vivir, respirar, comer, charlar ni hacer nada medianamente normal. Es como una larga y fina aguja que te entrara por la encía y saliera por el ojo o por la oreja. ¡¡Es para volverse loca!!, a pesar del antibiótico y del nolotil de caballo... En fin, ¡no somos nadie!
Saludos,
Alicia XXX