Creo que, a estas alturas, y con tanto ya corrido, ya las he oído todas. Las que más me gustan, las de los niños. Ejemplo: "...es que venía yo hacia casa cuando me encontré un camaleón de colorines, todo peludo, que me pidió que me quedara con él un ratito en la esquina, y entonces llegó un señor muy amable, con sombrero y una trompeta, que dijo que iba a repartir caramelos, y entonces fue cuando me salió el perrito sabueso por detrás, que se llevó mi cartera y... ¡por eso la he perdido! Y...". Como veis, se ve que es totalmente inverosímil pero, al menos, tiene imaginación y bastante gracia!! Lo peor, con diferencia, son las excusas de los adultos, y cuanto más adultos, peor. Una tendencia o "moda" realmente irritante es la que tiene que ver con madres enfermas, permanentemente postradas en la cama o en el sillón o padres fatal de las rodillas, del páncreas, ¡de qué sé yo! Y es que siempre me pregunto; pero, vamos a ver, ¿no sabemos ya desde chiquillos que todos -padres y madres también, por supuesto- envejecemos, nos escacharramos y, finalmente, la palmamos?? ¿Pero es que no tenemos toda la puta vida entera para entender y asimilar esto de forma que cuando llegue no tenga que ser tan traumático y trágico sino algo más bien normal y natural, como la vida misma? Además, ¿dónde están los otros familiares, hermanos, personal del hospital, etc., para que haya personas que se declaren permanentemente impedidas o absorbidas por este tipo de situaciones? Yo, que soy ultra cool, desde luego no lo entiendo. Es más, lo encuentro una absoluta pesadez; una muerte en vida, diría yo. Una cosa es decir un día (o dos, o tres) a mi padre o a mi madre les pasa esto y otra muy distinta es tirarse ya así ad eternum (he llegado hasta a pensar que los matan o empeoran ellos mismos a base de incidir en ello, de la pura obsesión con el asunto...).
Hala, que se mejoren todos, que se pongan todos bien, o que se mueran, que tampoco pasa nada, hombre!
Abrazos, Alicia XXX