martes, diciembre 12, 2006

¿Qué coño hacemos con los putos dictadores, señoras y señores??

La reciente muerte del bicharraco grande y malo de Pinochet, que poco más y se nos hace centenario (como Franco y tantos otros) me ha dado que pensar de nuevo. Resulta que un pringado, víctima de todo tipo de circunstancias, se carga a alguien y puede pasar fácilmente su vida entera, o gran parte de ella, en la cárcel (cuando no "ejecutado") y resulta que gran número de dictadores, responsables de crímenes atroces y masivos (torturas, "desapariciones", ejecuciones individuales y colectivas, violaciones de todos los derechos humanos habidos y por haber, esquilmamiento y empobrecimiento económico, moral y cultural de sus países...) mueren de causas naturales, a edades muy avanzadas, en aparente buen estado de salud y hasta socio-económico. ¡¡¡Misterio!!!

En España concretamente, recuerdo haberme sentido muy avergonzada, de jovencita (mi familia también) de que nadie hubiera sido capaz de desalojar de un poder quasi absoluto a aquel siniestro ser llamado F.F. y a toda su macabra troupe. Recuerdo también cuando ETA se cargó a Carrero Blanco y, reconozcámoslo, muchos nos alegramos, una amiga muy ecuánime -Cova; ¡vaya amigas que tengo!- me recordaba que aquel general también tenía su familia, e hijos... Pues vale, que los hijos se enteren de una vez de qué coño van sus padres y:

a) o los abandonen (rompan con ellos para siempre, o hasta que rectifiquen, al menos)

b) o los cambien

Comprendo que matando no se arregla nada, al revés, pero ¿qué haces si tu casa, o tu jardín, se llenan de grandes bicharracos malignos y asesinos que suponen un tenebroso y horripilante peligro para los tuyos y para ti? Pues si no funciona ninguna otra cosa, si no los puedes echar, pues los fumigas; los gaseas; los pisoteas; los exterminas; los conviertes en polvo como el que levantaron sus caballos al pisotear las cabezas de tus congéneres.

Amén.

¿Qué, ya os vais juntando donde sea mientras os devoran los gusanillos? ¡Qué party más ultra genial!

Con gran esperanza, brincando en mi pecho como un animalito ilusionado, Alicia XXX