El de enmedio es mi hermano pequeño y se llama Joaquín, como mi padre. Nunca entendí la manía de algunos padres y madres de llamar a sus hijos o hijas como ellos mismos -¿una prolongación de su enorme ego?- pero, en este caso, el nombre no es feo como por ejemplo una María de la Visitación o engendros españoles de este tipo.
Joaquín -aka el Barón Rata Mortimer- nació cuando mi hermana Susana y yo -somos tres- teníamos catorce y quince años respectivamente. De pezqueñín era una monada riquísima al que hacíamos perrerías diversas a las que él consentía encantado: lo vestíamos de Adam Ant, le pintábamos cruces negras en la cara..., y él colaboraba posando para el ojo de la cámara como un auténtico profesional. También le empapamos a modo de la música que escuchábamos y bailábamos nosotras entonces, de manera que el crío disfrutaba como loco con "La Frontera", "El Aviador Dro y sus Obreros Especializados" y similares. Recuerdo que nos divertíamos aterrorizándole con una canción que decía, con voz abisal y siniestra: "Kraken soy yo / Kraken, ven aquí / Kraken soy yo / ven aquí, ven aquí, VEN AQUÍ!!".
Pocos años después yo me fui de casa y me independicé (como la peasso hippy que era) así que nuestro contacto se volvió más esporádico y, hace unos años, cuando el monstruo de los malos tratos hizo su demoledora aparición en la casa de mis padres, nuestra relación, que ya llevaba unos años enrarecida, estalló por la situación (que nadie sabía ni podía atajar ni resolver pese a la buena voluntad de todos) y la consecuencia es que hace años que ni nos hablamos ni nos vemos ninguno de los tres (¡ni visos de que cambie por el momento!).
Así que me resulta bastante gracioso encontrarme en la red cosas de un hermano, menor que yo, al que cambié los pañales, me llevé de viaje muchas veces, di clases de inglés en su colegio y tantas cosas más. Viva el internette también por esto.
Abrazos,
Alicia XX