Este cuento se publicó en enero pasado en la "Gacetilla Colorá". La "Gacetilla Colorá" fue un experimento que duró sus buenos seis meses y que me costó bastantes esfuerzos y desvelos, pero a la vez reportó enormes satisfacciones. La vi nacer titubeante, crecer día a día, pese a momentos de desánimo, y también pude disfrutar, maravillada, de sus deslumbrantes momentos de máximo esplendor. Murió cuando tuvo que morir, sin más. Consistía en un mensaje de apertura, o "prompt", que yo enviaba por la mañana a mi lista de correo (amigos y conocidos) y que, paulatinamente, suscitaba comentarios, recciones y aportaciones espontáneas de todo tipo (algunas francamente maravillosas: poemas, reflexiones, fotos, dibujos, charla rápida, interesante y animada, etc.). El mensaje inicial o "prompt" también podía ser un poema, una canción, una reflexión, un chiste, una noticia, un poquito de historia, un cuento (como éste) o estar refererido a un personaje en concreto. La "Gacetilla Colorá" fue para mí una obra de arte permanentemente viva y en movimiento que yo hubiera expuesto (quizá lo haga algún día) en ARCO o en una galería de arte, proyectada sobre una gran pantalla blanca. Espero que disfrutéis de este moderno cuento que ahora os ofrezco que también contiene lo que yo llamo "marinadas", que son insertos de lo que estaba contando o haciendo Marino, mi hijo de 4 años, mientras yo escribía. Quería incorporar a toda costa, como en "La mujer florecida", la imagen de una mamá intentando escribir, inventarse un cuento, por ejemplo, a la vez que se ocupa de un nene y sus cosas constantemente.También las realmente artísticas aportaciones de Marino. Aquí va:
"Estaba yo asomada al triple ventanal de mi salón para comprobar el estado de la climatología y poder así informar luego a mis compañeros de ordenador cuando lo vi acercarse lento pero seguro. Tenía la forma de una plato hondo y era de color aguamarina tornasolado. Giraba primero hacia un lado, después hacia el otro y, a pesar de esto, una hermosa paloma viajaba en lo alto. Abrí las ventanas de par en par, pues ya tenía el artilugio en las narices, y la cosa, paloma incluida, entró y aterrizó en mi salón, encendiéndose y apagándose, y haciendo una serie de ruiditos entre los que destaco:
piiiiiiiiiiii piiiiiiiiiiiii, chiiky chiiiky, burrun burrun, plash plash, pickle, pickle, pickle, din, don, dun, dan...
Antes que nada, puse el ave en un pesebre, por si era la persona de alguien y, cuando regresé, la típica portezuela en lo alto del artefacto se estaba abriendo: kriiiiiiiiiiiiick. No os podéis ni imaginar quiénes salieron de aquella lata platiforme: Juan Carlos "Rocky", Jaime de Marichalar, Terelu Campos y tres hombrecillos de color morado con topos amarillos, totalmente cubiertos de escamas muy aparentes, manos y pies palmeados y ojos redondos, vivaces y de un verde intenso. Todos se acomodaron animadamente en el sofá, y yo, encantada con esa improvisada party mañanera, ofrecí, con mi voz más atiplada:
-¿Les apetece un té, caballeros?
Rocky me miraba fijamente sin decir nada, como había hecho desde su llegada. Marichalar y Terelu se estaban dando un lote que pa´ qué y los extranjeros replicaron al unísono: klon, klin, klon, klin, klon, klin...
A lo que yo contesté, muy aplicada:
-She´s a model and she´s lookin´ good, she goes to parties, that is understood...
(- mami, mami, por qué Scooby Doo come tantos emparejados?
- porque los necesita para estar fuerte y valiente y resolver todos los misterios...
- ¿y por qué?...)
En esto que Rocky toma la palabra:
- Querida Alicia, íbamos mis compañeros y yo, en misión secreta a Tritón, cuando al sobrevolar Cuatro Caribes recordé de repente que debíamos parar aquí.
- Pero ¿por qué?
- ¿Recuerdas la velada que pasamos en este mismo salón, Pedro, Marino,tú y yo hablando de Polanski y el Ardor y el destino?
- ¡No podría olvidarlo ni en tres reencarnaciones!
- Pues fue entonces cuando quedé irremediablemente capturado por tu sin par belleza, donaire y agilidad mental, y comprendí que pertenecías a esta misión.
- Pero, Roc..., quiero decir, Juan Carlos, ¡yo no soy una mujer libre, es decir, sí lo soy, pero tengo una familia a la que me debo! Además, ¿qué diría Pejo de esto? Creía que érais amigos...
- Querida niña, la familia, la amistad, no son más que pegotes, quiero decir, apegos de la mente. No somos más que haces de luz sobrevolando un desastre inminente...
Su postura era un escorzo, con un brazo señalando a Poniente, el otro a Levante, una pierna al Norte, la otra al Sur, y los ojos entrecerrados. Anuestro alrededor, los tritonitas, escamados, se dedicaban a registrar la estancia a fondo, guardando, en unas grandes bolsas de deporte que habían encontrado, la plata (tanto el cash como la cubertería y enseres), algunos libros, algunos CD´s, algunos DVD´s y la alfombra que me regaló mi madre.
Mientras, Terelu y Marichalar emitían ruidos extraños desde el cuarto de los ordenadores.
- Alicia, yo conozco a Pedro desde antes que tú nacieras. He estado con él en Andorra, Cadaqués, Barcelona, el Palmar de Troya, Finisterre, Ambite, Palomeras, Gerona, Sacedón, Santander, Calais, Campo de Criptana, Oviedo,Torremolinos, Fankfurt, Ohio, Bagdag, Zarautz, Cádiz, Atlanta, Ciudad del Cabo, Vigo...
Aquí aproveché que parecía haberse quedado encasquillado con los topónimos para echar un vistazo general a la casa y al estado de la situación. La paloma parecía tranquila, pero había puesto un huevo dorado con pintitas rojas. Los tortolitos se encontraban en una actitud extraña, unidos por electrodos a los dos ordenadores, y parecían comunicarse frenéticamente con, o bien la casa real o algún prestigioso periodista del cuore.
Había decidido poner orden en ese desparramo cuando, al aproximarme al platillo volante, me di cuen de que Marino estaba dentro y decía:
- ¿Qué, zampamos?
- ¡Marino, es "zarpamos", que ya tienes cuatro años, hombre!
Entonces me volví a Rocky y le dije, contundente:
- Mira, Roc..., quiero decir, Juan Carlos, por el amor que nos profesamos, haz el favor de reunir a tu cuadrilla y salir de aquí lenta y ordenadamente.Y lo dejáis todo como estaba, ¿eh?
- Pero, Alicia, mi misión no va ser lo mismo sin ti...
- Ni la mía sin ti; y ya verás cuando le cuente todo esto a Pedr...,quiero decir, Pejo.
- Pero, Alicia, que yo he estado con él en Andorra, Cadaqués, Barcelona, el Palmar de Troya, Finisterre, Ambite, Palomeras, Gerona, Sacedón, Santander, Calais, Campo de Criptana, Oviedo, Torremolinos, Fankfurt, Ohio, Bagdag, Zarautz, Cádiz, Atlanta, Ciudad del Cabo, Vigo...
Cogí al nene, cerré los ojos con fuerza y, al abrirlos, todo había desaparecido; todo, menos la paloma y su huevo y la sesión de ordenador de los prófugos, que había quedado registrada.
- ¡Somos ricos!, le dije al pequeño.
Nos asomamos a la ventana y vimos alejarse a la nave girando, con su bonito color aguamarina tornasolado.
- ¡Adiós, Roc.., digo, Juan Carlos, buena suerte!
Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado!".
"NOTA DEL EDITOR: Lo de Terelu y Marichalar es porque, por lo visto, los habían pillado liados en Chipre, y la familia real, para silenciar el asunto, compró todas las informaciones al respecto (con el dinero del contribuyente, claro...) ¡Viva la República! Los borbones, que se echen a un lado, por favor... ¡Adiós!".