viernes, agosto 04, 2006

La noche del jueves en Berlín


El tiempo es maravilloso, fresquito y semi-nublado. Un tip realmente útil; si necesitas un ordenador gratuito, cómodo y rápido, vete al British Council, en Hackescher Markt. Hay un guardia armado en la puerta, pero no te asustes, no es como los del caso Almería, ni mucho menos.

Hemos ido a cenar al restaurante del Instituto Cervantes, llamado Pata Negra, porque nos apetecía algo español, pero nos hemos encontrado con la "semana peruana" y nos hemos visto obligados a comer peruano. Bueno, estaba rico; lo peor ha sido tener que aguantar cierto tipo de música melódica española que me produce urticaria, ictericia y escandalosos ataques de pleuresía, entre otras afecciones igualmente embarazosas.

Hay bastantes españoles por Berlín, algunos que viven aquí y otros turistas del tipo "interesante visita cultural". También bares y establecimientos, uno de ellos llamado "Átame", agradable, y decorado con grandes cuadros-carteles con las pelis de Almodóvar. Por las calles, también, carteles de "Volver" con la ya famosa foto de P. Cruz.

Hemos escuchado también canciones españolas, para nosotros algo horteras, como las de Chenoa y similares.

Pero anoche buscábamos, básicamente, un buen lugar para bailar. He empezado a pensar que el club con el que yo sueño debe estar, seguramente, en Londres, quizá París, y, seguro, Nueva York, y esta lleno de elegantes negros y negras bailando un funk escandaloso, muy vibrante y descuajaringante. Así que ya estoy planeando una jugosa serie de viajes monográficos en busca del baile perdido. Me parece un magnífico objetivo vital, en cualquier caso.

De todas formas, ayer conocimos uno interesante. Se llama 2BE y está cerca de la muy atractiva Oranienburger Str. A la entrada, el portero nos pide... ¡¡el carné de identidad!!, y, una vez dentro, una encantadora rubia, toda sonrisas, nos intriga con las siguientes preguntas: "¿Estáis seguros de que queréis entrar?" "¿Sabéis lo que es un club de hip-hop?". Pejo y yo nos miramos, desconcertados, y también para comprobar la pinta que llevamos: yo, mi sempiterna camiseta de Prince, del año de la pera frita (muy bonita y moderna, por cierto), y él, bastante guapo y elegante, quiza más de lo que el garito sugiere. Entrada, 5 €, incluyendo un descuento de 2 € en la bebida. El interior es muy sorprendente, entre un gran aparcamiento cubierto y uno de esos gigantescos edificios berlineses tipo Poltergeist, fenómenos extraños. Música interesante, reggae, hip-hop...

De vuelta al hotel, de nuevo por Oranienburger Str., montones de establecimientos interesantes y atractivos, muy animados (buen ambiente), con esa maravillosa costumbre que tienen aquí de sacar cómodos sofás y sillones a la calle. Vemos también a unas altísimas y delgadas lumis acechando a sus presas como si fueran sigilosas gatas, algo ansiosas y voraces.

Y ahora me voy a la cama, que estoy que me caigo. A ver si escribe alguien alguna vez, jopedaka!!!

Besos y abrazos,

(M) Alicia (Cool) XXX, tu webmistress amiga, en busca del baile maldito!! (o del "maldito baile", como prefieras)