
Había personas muy agradables y atractivas entre los invitados, en particular -en lo que a mí respecta- un holandés grande y fuerte, de coleta y tatuaje, compañero de banda de Alex en Holanda, con quien me gustaría cartearme (si leéis esto, Alex, Julia, dadme el e-mail de ese pavo, please!! thank you!!).
Después de la celebración, Manuncho -que ya estaba cansado del banquete, como es natural- y yo nos fuimos a la pisci del hotel, a hacer el gamberro, y, después de despedirnos de Carmela con mucha pena, pero también con muchos proyectos apalabrados, fuimos a dar un paseo que nos deparó sorpresas insospechadas: tres caballotes como el de la imagen; uno marrón, enorme, otro blanco, de enorme verga (Marino alucinó), y una nervuda potrilla, también blanca. ¡Qué hermosos y qué cariñosos, por la diosa! Nos quedamos horas, meses, años luz, acariciándolos y contemplándolos en éxtasis (mirándoles a los ojos en busca de los enigmas del mundo...). Yo, que como todo el mundo sabe, estoy mal de la cabeza, hasta le metí la mano en la bocota a uno, bien adentro... El paisaje del atardecer extremeño aparecía realmente hechizante: naranja, rosa, amarillo, celeste..., y tuvimos la suerte de cruzarnos después, además, con una fértil charca plagada de saltarinas ranitas y con una enorme mamá gorrina con un montón de protuberantes tetillas... (y..., ¿ dónde está Wally, amigos?).
Muy bonito este sitio, amigos; lo recomendamos de verdad. Que me escriba quien desee más datos. Nosotros hemos decidido ficharlo con la anotación al margen de "alta prioridad".
Besos muy cariñosos de...
Alicia Malicia, Rubayat y Cachorro Salvaje XXX