Es pequeño -unos 2 centímetros- pero matón. Se reproduce mucho más deprisa que los conejos (un millón de larvas por ejemplar) y, por lo visto, deja hecho un asco el sitio por el que pasa (alfombrado de sus conchas y demás desechos). Viaja, subsiste y se reproduce pegado a los cascos de los barcos y hasta en las patas de las aves acuáticas. Si quieres acabar con él, y dado que se trata del mejillón cebra, puedes calzarte algo de suelas contundentes y pasar una y otra vez sobre él, como por un paso de ídem, e intentar erosionarlo y suprimirlo duramente. Pero, ¡cuidado!, ¡¡que no sobrevivan y se propaguen pegados a tu calzado!!
Besos acuáticos,
(M) Alicia (Cool) XXX